Un electroimán
puede ser una bobina con núcleo de hierro u otros materiales, por la que se
hace circular corriente eléctrica, ocasionando un campo magnético.
En 1852, el inglés
William Sturgeon (1783-1850) enrollo 18 espiras de alambre conductor alrededor
de una barra de hierro dulce que doblo para que tuviera la forma de una
herradura. Al conectar los extremos de del cable a una batería, el hierro se
magnetizo y pudo levantar un peso que era 20 veces mayor que el propio. Este
fue el primer electroimán, es decir, un imán accionado por electricidad.
El electroimán se
comporta de manera equivalente a un imán permanente, con la ventaja de que se
puede controlar su intensidad, ya sea cambiando la corriente que se le hace circular
o variando el numero de espiras de la bobina. Además, al cesar la corriente, cuando se desconecta
la batería, desaparece el efecto magnético.
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